domingo, 8 de noviembre de 2009

De problemas familiares a problemas sociales

Los capítulos de la primera temporada son dedicados a las operaciones en los cuales los simuladores resuelven problemas personales: despido injusto, imposibilidad de pagar la deuda a un prestamista agresivo, pedido de quiebra fraudulento, actitud de un estafador profesional o de un descarado acosador sexual, compatibilidad entre potenciales suegros de distintos niveles sociales, etc. Son episodios tremendamente divertidos en los cuales abundan momentos cómicos. Es donde los simuladores brillan por su inventiva que parece no tener límites.

Los capítulos de la segunda temporada muestran a los simuladores ya mucho más maduros y con mayor capacidad operativa. Los temas también son bastante más profundos: corrupción de la policía, crueldad infantil y persecución del alumno más decente e inteligente por parte de sus compañeros (un fenómeno que, por cierto, es muy típico en las algunas escuelas argentinas), mutilación física e psíquica de las chicas que intentan adecuarse a los estándares de falsa belleza, impuestos por la sociedad de consumo, desfiguración de la personalidad humana en la moderna empresa, machismo y maltrato de las mujeres, también tan frecuente en nuestros tiempos.
Es un panorama elocuente de los problemas sociales más agudos de las últimas décadas. La inventiva de los simuladores en las soluciones que ellos proponen, tampoco falta. Pero los episodios ya no son tan cómicos y en lugar de dar ganas de reís, dan ganas de pensar.

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